El cierre sorpresivo de Arte Pesca -Bermejo y Ortíz de Zárate- y la pérdida de más de 100 puestos de trabajo en la industria pesquera marplatense se ubica en las antípodas de la idea de “poner a la Argentina de pie”, el eslogan de campaña que llevó a Alberto Fernández al gobierno.
La ley de solidaridad y reactivación productiva para cumplir con la promesa de campaña trajo de la mano la aplicación del 9% de retenciones para todos los productos de la pesca. Fue el empujó que aceleró la caída, el tiro de gracia para un sector que ya venía con problemas de suba de costos, presión impositiva, caída de precios internacionales y la competencia del filet congelado a bordo que les ganó mercados.
La caída de Arte Pesca fue sorpresiva porque hasta el martes a la mañana cuando el frigorífico de Daniel Berasategui cerró sus puertas, no había registrado conflictos previos. No hubo quema de gomas ni piquetes, un clásico de la protesta portuaria, que anticiparan este final como sí ocurrió con Loba Pesquera o más allá con Frigorifico Bermejo, de Poletti, Barillari o Costa Brava donde se transitó por un rosario de piquetes y ocupación de instalaciones.
Arte Pesca, exportaba bajo la razón social “Enfripez Continental SA”, bajó la persiana y no la abrirá más porque Berasategui prefirió frenar antes que la caída sea más pronunciada. “Hasta acá llegamos, la situación nos supera”, les dijo la Jefa de Personal a los obreros del frigorífico. Los únicos que por ahora reconoce Diego Cogliandro, el abogado que puso Arte Pesca para atravesar la liquidación de personal.
El frigorífico parece maldito, o en realidad es la coyuntura del propio sector de tierra. Luego de la quiebra de Quercia, la justicia se lo alquiló a la cooperativa Industrial Coop, que puso a funcionar una de sus fasoneras, “San Jorge”, a mediados del 2000. Luego el predio salió a la venta y lo compró Ciro D´Antonio pero tampoco prosperó.. Berasategui lo manejaba desde hace menos de diez años con relativa paz social.
Pero Arte Pesca no era solo ese frigorífico. Cortaba pescado en dos fasoneras con más de 20 fileteros. Todos trabajadores no registrados bajo convenio que se empleaban bajo la pantalla de la cooperativa Fenix 3. Para cobrar la doble indemnización reinstalada por el nuevo gobierno los obreros deben hacer juicio. Y hay urgencias que no tienen paciencia.
La implosión de Arte Pesca expone el agotamiento del modelo fresquero que venimos exponiendo desde este espacio. Una estampida que podrían imitar otros frigoríficos. Del Sud Este se presentó en quiebra y esta tratando con la Sindicatura de seguir funcionando para evitar la debacle de la pérdida de otros 100 puestos de trabajo. Sur Trade, Taturiello (Caputo), El Marisco, también está en la cuerda floja y siguen las firmas….
Si ya no es negocio siquiera procesar pescado fresco con personal tercerizado/precarizado (ese debate ninguna autoridad que pasó por el Ministerio de Trabajo terminó de darlo), qué queda para los frigoríficos que cuentan con obreros bajo convenio colectivo.
Más de dos mil trabajadores hoy penden de un hilo más firme o más laxo de acuerdo a las espaldas del empleador. Nadie asoma capaz de torcer el destino.
Algunos como Moscuzza y Solimeno, también Iberconsa tienen respaldo en una flota congeladora. Pesquera Veraz, Mattera, 14 de Julio… también pueden capear el ventarrón porque cuentan con barcos al langostino que los ayudan a maquillar el rojo de los balances que genera producir en tierra un producto por encima del precio de venta. Pero esa espalda no es infinita ni inagotable…
“No hay casi nada que se pueda hacer en tierra con el que tengas rentabilidad”, confió un industrial ante la consulta de Puerto de Palos. Lo que queda es hacer cola de langostino en bloque para reprocesar en terceros países, con menos costos laborales y presión impositiva, o cola en envases individuales. Muy poco para una industria que supo tener corte de lenguado, abadejo, pescadilla, pargo.
“La flota no moverá del muelle hasta que haya números redituables”, avisó Sebastián Agliano, de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera. Esta flota captura especies del variado costero. Casi todas requieren un reproceso en tierra, salvo la corvina que a los africanos les gusta entera.
Pero las trabas a la producción, la generación o mantenimiento de las fuentes de empleo y el agregado de valor no es exclusividad de un gobierno que en pos de ser solidario con los que menos tienen, deja sin trabajo al que lo tenía.
Desde el año pasado Prefectura Naval Argentina controla el cumplimiento de la Disposición 1242 mediante la cual se aprobó la Ordenanza 5 que incorpora un nuevo régimen de navegación marítima sobre “Gestión de la Seguridad Operacional del buque y para la prevención de la contaminación”.
Las empresas armadoras debieron implementar un sistema de gestión de la seguridad. Un manual para toda la flota que parece tener mayor preponderancia que el certificado de navegación y genera dolores de cabeza. Más en estos días donde volvieron las inspecciones extraordinarias antes de la zarpada masiva de toda la flota y no hay personal suficiente para controlar cada barco.
Son normas pensadas para buques mercantes que navegan por meses y no para pesqueros que van y vuelven en 10 días, pero que igual las aplican y generan sobrecostos y demoras. Prefectura exige repuestos para motores auxiliares electrónicos que si por alguna eventualidad llegan a romperse, no hay manera de solucionarlo a bordo, por falencias humanas, de espacio en sala de máquinas, pero sobre todo de equipamiento técnico.
Tan inverosímiles son las exigencias, según refieren, que la norma establece la obligación de contar con un balde de arena seca para mitigar un posible incendio. “Es más fácil sacar un cohete a la luna que un barco del puerto”, ironizaba un armador al cierre de esta edición.
La situación ya es compleja en algunos eslabones de la industria y la flota como para que se le sumen lastres adicionales que traben la dinámica de la actividad y generen desabastecimiento de materia prima para los que todavía se animan a reprocesar pescado en tierra. Una tarea casi en extinción.