A pocas horas de conocerse el fallo de la justicia brasileña que suspende una medida cautelar del 2013 y levanta la barrera para la importación de langostino patagónico en el vecino país, más allá de la algarabía de las autoridades gubernamentales y el entusiasmo de los industriales exportadores, hay algunas cuestiones que vale la pena considerar.
En principio, la presión de lobby que ejerce la Asociación Brasileña de Criadores de Camarones (ABCC), promotora del amparo que suspendió la posibilidad que el marisco llegue a Brasil, de manera legal al menos, se mantendrá constante más allá del fallo de Jirair Aram Meguerian, titular del Tribunal Regional Federal de la Primera Instancia de Brasilia.
Así hay que entender la medida cautelar que la ABCC interpuso el martes en Fortaleza, la cual fue aceptada por la justicia e implicaría que la barrera vuelva a bajarse al menos en esta zona, epicentro de los cultivos de camarón.
Aunque abogados que representan a cámaras empresarias argentinas ya trabajan para hacerla caer, este esquema puede replicarse en buena parte del territorio brasileño durante las próximas semanas y no vale la pena descorchar antes de tiempo.
Se descarta que los camaroneros no apelen el fallo que volteó la cautelar del 2013 aunque, según informó el gobierno argentino, la simple interposición de la apelación no será suficiente para prohibir la importación de langostino y camarones de origen argentino. Pero para eso falta bastante.
Lejos estamos de la euforia de Luis Etchevehere. “La justicia de Brasil avaló el trabajo científico realizado por ambos países y nuestros langostinos vuelven a ingresar a ese mercado. Un logro que le permite a la pesca argentina seguir fortaleciéndose. +trabajo +inversión +arraigo”, dijo el Ministro via twitter.
Por ahora los importadores brasileños están pidiendo las LI (Licencias de importación) para ver si el gobierno las otorga o no. Los industriales de este lado del Río de la Plata vieron esta película varias veces. Que levantan pero después vuelven a bloquear. Es gente a la que les sobra optimismo pero les falta fe.
Con solo un par de números se revela el verdadero interés detrás de este bloqueo de 6 años. Hoy Brasil tiene una demanda insatisfecha y controlada por la industria de cultivo local que tiene casi de rehén a los consumidores. En su momento valía un entero 25 dólares cuando en el mercado internacional costaba 8,5.
Cuando se interpuso el bloqueo, el langostino al sur del Río Colorado comenzaba la espiral de sobre abundancia que el año pasado superó las 252 mil toneladas desembarcadas. En este tiempo la barrera se perforó en la extensa frontera con el viejo oficio del contrabando.
En autos, remises, carros a caballo, caminando, con mochilas, carretillas… todo sirve para cruzar langostino de un país a otro. Mucho de ese marisco, imposible saber su magnitud, se empaca y sale en camiones desde fábricas de Mar del Plata con varios cómplices en la ruta y una Justicia que mira para otro lado.
Si la barrera se levanta finalmente será una excelente oportunidad para la pesca marplatense a la que se se le abre una puerta para llegar con productos de calidad, que hoy no están en góndola por el poder de lobby que ejerce la ABCC. En los medios brasileños, su presidente, Itamar Rocha, sigue sosteniendo que el sector tiene pruebas sólidas para mantener el bloqueo.
El desafío será evitar que las necesidades de los frigoríficos por aumentar la facturación no termine en un mal negocio. Es un nicho de mercado que no debería ser sobredimensionado de ofertas. “Es fácil decirlo pero cómo evitarlo”, reconoció otro industrial con franqueza.
Hace seis años el brasileño era un mercado que, según especulaciones desde este lado de la frontera, podía demandar 15 mil toneladas de langostino. Con la merluza retrocediendo algunos escalones, el año pasado se comercializaron 30.906 toneladas.
No dañar el mercado implicaría exportar entre 4 y 7 mil toneladas para competir sin mayores obstáculos con los productos de cultivo no solo de Brasil sino también de Ecuador y países asiáticos.
Los antecedentes con la merluza no son los mejores… El filet congelado a bordo dinamitó el valor del elaborado en tierra, que tuvo que amoldarse para poder sobrevivivir, cuando producirlo tiene un costo muy superior al elaborado en alta mar.
Brasil puede convertirse en un despertador de mano de obra intensiva en las fábricas marplatenses para llegar con un producto con valor agregado. Con este escenario cobra valor el acuerdo alcanzado por el SOIP con Iberconsa para reprocesar en tierra.
Por otro lado podría permitir que se afloje la oferta a otros mercados como España y China, que dominan las compras. En los últimos tres años el promedio se exportación de langostino alcanzó las 176 mil toneladas que generaron 1167 millones de dólares. El gigante asiático el año pasado aumentó sus compras un 39%.
Este jueves arranca la prospección en aguas nacionales, como paso previo, cada vez con más participantes, a la apertura de la jurisdicción. Ojalá que el esfuerzo que se hace para abrir nuevos mercados se pusiera para preservar el recurso, el actor principal para que todo lo demás tenga sentido. Lamentablemente las autoridades siguen pensando que el langostino es infinito.