Tal vez quemados con la leche derramada luego del prolongado conflicto con la cámara de armadores costeros de Rawson, que se superó luego de varias semanas de inactividad, desde el Ministerio de Trabajo de la Nación no quisieron correr riesgos en vísperas de la temporada de calamar, más efímera que la del marisco y por consiguiente con mayores urgencias.
Ayer por la tarde, en una decisión que tomó por sorpresa a más de un dirigente de la cámara de armadores poteros argentinos (CAPA), la Dirección Nacional de Relaciones y Regulaciones del Trabajo que conduce Mercedes Gadea, dispuso la conciliación obligatoria con el Sindicato Obrero Marítimos Unidos (SOMU) por el espacio de 15 días para que busquen acortar la nueva pauta salarial para los tripulantes que se embarcan en la flota que pesca calamar
La medida dinamita la intención del sindicato de aplicar una medida de fuerza, que ya había sido comunicada, en vísperas de una zafra que comenzará el próximo lunes 7 de enero cuando quede habilitada la zona al sur del 44ºS, sobre cuyas poblaciones se abre un interrogante más serio que el futuro de la negociación salarial para la tripulación. No hay datos científicos que permitan anticipar el rendimiento de la flota. “Volvemos a salir a pescar a ciegas”, se quejan los armadores.
Un rato antes de haberse dictado la conciliación obligatoria, la patronal y el sindicato habían animado una audiencia ante la presencia de la propia Gadea, la cual había fracaso antes de empezar cuando el SOMU envió a una representante legal que ni siquiera sabía que la Secretaría de Pesca a cargo de Juan Navarro, había dispuesto una retención de tareas ante el fracaso de las negociaciones extraoficiales.
En ese ámbito informal desde CAPA habían reiterado la oferta de actualizar en casi un 50% los ítems del básico en dos cuotas, en marzo y en abril, que llevaban el salario garantizado de 8 a 12 mil pesos.
Entre la audiencia y la resolución del Ministerio una cosa se mantiene: las partes volverán a juntarse este viernes 4 de enero para comenzar a limar diferencias. La abogada del SOMU había planteado juntarse el lunes 7, el mismo día del comienzo de la temporada pero el Ministerio decidió adelantarla.
Desde CAPA estaban decididos a desembarcar a todo el personal y esperar que aclare, sin apuro por salir a pescar porque los datos que llegan desde la zona de pesca no son alentadores. Los más de 100 barcos extranjeros que operan sobre la milla 201 han colado agua en los últimos días. Antes del año nuevo, algunos sumaban una tonelada diaria sobre el paralelo 45ºS
El acuerdo entre los poteros y el SOMU es el único del sector pesquero que fija valores en pesos. De ahí que el gremio pidiera una actualización que se empareje con la devaluación del año pasado, superior al 100%. Desde CAPA exponían números para explicar que la mega devaluación había ocurrido con la temporada ya cerrada y la mayoría del calamar vendido a un dólar mucho menos competitivo.
“Podemos replicar ese 50% en los valores de producción”, confió un armador potero adherido a la cámara ante la consulta de este medio. En el SOMU rechazan de plano esa oferta y buscan un porcentaje mayor y que comience a aplicarse desde la primera marea del año.
La pesquería el año pasado entregó buenas capturas, poco más de 100 mil toneladas, aunque la temporada duró menos tiempo y se centró en el stock de desovantes de verano y el sudpatagónico, al sur del 44ºS. Al norte sobre el norpatagónico la abundancia fue escasa y la flota no tuvo grandes rendimientos.
Los próximos días serán claves para saber el grado de presión de las bases para lograr una mejor recomposición salarial, o si las pretensiones se ajustan a una pesquería que no parece nadar en la abundancia del año pasado.
El hipotético fracaso de la temporada de calamar agudizaría la crisis social que atraviesa el sector de la estiba en Mar del Plata. El año pasado la terminal marítima local recibió la mitad de las descargas a partir de incentivos generados a la flota, que permitieron dinamizar la actividad en la descarga y el comercio exterior durante el primer trimestre.
El fracaso del calamar ensombrecería aún más la postal portuaria dominada de pálidos tonos sepias.