El Jurado que participó en la selección de propuestas en el Concurso de Ideas para poner en valor la banquina chica del puerto marplatense y el espacio comercial que lo antecede, y que hoy deambula en la informalidad casi desde su creación hace más de una década, eligió al ganador porque lo encontró, “racional y muy factible de realizar”, según definió el presidente del Colegio de Arquitectos, Eduardo Agüero.
Tan realizable parece la construcción de una plaza seca donde hoy funciona la playa de estacionamiento tan informal como los barcitos de la pasarela comercial y que se achica o amplía con el movimiento de las aulas del centro de formación, una amplia explanada que desemboca en la banquina y un módulo de 800 m2 subdividido en calles diagonales para el área comercial, 400 m2 para oficinas, 100 m2 para fines educativos y 120 m2 para sanitarios… tan factible que desde el Consorcio Portuario se animaron a ponerle fecha al llamado a licitación para hacerlo realidad.
Hasta ese momento era solo un concurso de ideas, sin ninguna obligación de cristalizarla. Es más, el proyecto que se ejecute, si algún día se ejecuta, puede combinar las mejores ideas de los pre seleccionados sin culpa ni remordimientos.
“Es un proyecto central”, dijo Gabriel Felizia en declaraciones al portal 0223 donde anticipó que antes que termine el año tendrán el proyecto delineado para llamar a licitación el año que viene. Al menos la plata no la pone el Estado. Serán los privados los que correrán el riesgo de montar un negocio donde la principal atracción turística muta de las lanchas amarillas a los lobos marinos. Porque a este ritmo en 10 años no queda una lancha más flotando en la banquina. Igual mucho creo que no importa… es un paseo gratis, pasión de multitudes.
Me hizo ruido eso de la centralidad de la obra… Cuando el puerto se ahoga de intrascendencia de la mano de los vaivenes de una industria pesquera que opera casi en modo zafra permanente (la principal ocurre lejos de Mar del Plata) y en tierra son cada vez menos los que pueden planificar la producción y bailan al compás de una materia prima, sea merluza, langostino o corvina en dosis irregulares,
Cuando el predio de los silos tiene más futuro como emprendimiento gastronómico que industrial, cuando la Terminal de Cruceros mutó a dependencia policial, cuando un tercio de los muelles operativos están ocupados por chatarras flotantes, cuando es tal la inactividad en los muelles que el movimiento lo regala un barco frigorífico, cargando a granel como en la prehistoria del transporte marítimo, que sea “central” remodelar un paseo turístico resume este presente alejado del puerto productivo.
En el Consorcio hablan de pavimentación, arreglo de luces y ampliación de la red de cloacas. Pero lo trascendente, lo que permite pensar al puerto en otra escala, se demora. “seguimos trabajando”, “estamos en eso” y “habrá pronto novedades”, repiten desde hace meses.
Sea por la maraña burocrática, la falta de fondos o la ferrea oposición de la Armada Argentina para que pueda usarse el varadero de la Base Naval Mar del Plata (foto) como lugar donde se desguazan los barcos inactivos que hoy ocupan las secciones Cuarta y Quinta del muelle 2, la liberación de espacio sigue siendo una deuda pendiente.
Felizia pide que le computen 25 de los casi 40 meses que transcurrieron desde que la Provincia y el Ministerio de Defensa firmaron el acuerdo por el uso de ese espacio. Acuerdo que fue otra de las colecciones de horrores que la administración Merlini le regaló al puerto y que tuvieron que redactar de nuevo, con convocatoria a los astilleros y la UTN, cambio de varales y reajuste del cabrestante, incluido.
Merlini había dejado la vara tan a nivel subterráneo que hay que destacar que en dos años se hayan sacado los dos Chiarpesca en SPI, en TPA el “Mar Azul” y debe todavía el “Magritte”, se fue el “Harengus” y esta por hundirse el “Simbad” y el “Sirius”. “Un montón de cosas hemos hecho”, se autoponderan en el Consorcio. “Desde el 2009 que no se sacaba un barco y yo saqué 4”, se vanagloria Felizia.
Pasaron dos años y más allá de todos los trabajos adicionales que hubo que hacer en el varadero, todavía la Armada no firmó la nueva adenda. En el Consorcio se esperanzaron con el encuentro de Veleros en febrero, que la Armada podía apurar los trámites para despejar los viejos remolcadores. Las fragatas se fueron y ahora llegó el Echizen Maru para repararse donde antes estaban los Submarinos. En la Armada necesitan fondos frescos extras y ya le prestan servicio a pesqueros.
Ahora dicen que el nuevo acuerdo ya pasó por los órganos de control de la Constitución hace más de un mes y ahora sí llegaría el momento de la firma simultanea de Julio Guardia, jefe de la Armada, Augusto Costa, ministro de la Producción bonaerense, y el propio Felizia. ¿Será? “Estamos cerca”, dicen allegados de Felizia. Es lo mismo que vienen diciendo hace 5 meses.
Lusejo y Walter Carmona siguen esperando –son los chatarreros que arrimó Merlini para que acuerde con los armadores abandónicos el desguace de sus criaturas ya improductivas-
A este ritmo el cementerio flotante se diluirá en la próxima década mientras los muelles se siguen usando como talleres navales flotantes, apenas el 20% de la carga que pasa por el scanner de la Aduana se exporta por Mar del Plata y la inflación licua las partidas que debe enviar el Ministerio de Transporte de la Nación.
Los 350 millones anunciados en marzo por Axel para comprar defensas marinas, arreglar calles y sumar cartelería para cumplir exigencias del código BPIP todavía no llegaron y sin esa plata acreditada no se puede llamar a licitación “Antes estos procesos tardaban un año y medio; nosotros lo haremos en seis”, dicen en el Consorcio. La idea era comprar 186 defensas. A este ritmo devaluatorio serán muchas menos. “Las que falten las compraremos con nuestro presupuesto”, aseguran.
Pero tçambién habían dicho que la ampliación a 30 años de los plazos de los permisos de uso de suelos a los astilleros marplatenses se realizaría en el primer semestre del año. En Contessi, SPI y TPA sigue aguardando por una mayor previsibilidad para las inversiones que han hecho y piensan realizar.
Ni hablar de la previsibilidad a TC2 por el servicio logístico a la carga exportable en la sección octava del muelle 2. Esa fue prometida para después de las elecciones del año pasado. En marzo renovaron el predio por 3 años porque sino se caía la habilitación de Aduana.
“Estamos trabajando…, vamos avanzando… esta en marcha… lo vamos a resolver…” Y sí… algún día algunas de estas cosas ocurrirán y otras irán a parar a la columna de las promesas incumplidas donde a esta altura ya comienza a sacar raíces la construcción del muelle 9.