Si hubiesen hecho una apuesta entre la comunidad portuaria sobre qué armador sufriría el primer caso de covid-19 en su flota, el nombre de Antonio Solimeno hubiese figurado en los últimos lugares.
No porque estuviese blindado a esa posibilidad, nadie lo esta, por cierto, sino por la forma en que se generó. Que el positivo llegara de alta mar, con un barco pescando a casi 300 millas al sur de Mar del Plata, es de una desprolijidad impropia de Solimeno.
Nototenias aparte, Tony es de los más obsesivos armadores con sus barcos y tripulaciones. Ha hecho casi 200 hisopados a los trabajadores que salieron en su flota. Es de los que mejor la mantiene en mejores condiciones a pesar que algunos ya pasaron los 30 años de antigüedad. La sala de máquinas del Promac o el Virgen María son un canto al orden y la pulcritud.
Pero a Solimeno se le escapó la tortuga y puso al puerto de Mar del Plata en el ojo de la tormenta. Al punto que apuró el reemplazo de Merlini al frente del Consorcio. En las próximas horas asume Gabriel Felizia, el candidato cantado.
En el primer registro positivo del covid-19 en la flota pesquera nacional también confluyen otros elementos adicionales a la ansiedad de Tony por sacar el Scirocco a una nueva marea a las pocas horas de haber completado los hisopados de los 30 tripulantes.
Sirve de algo esperar el resultado antes de zarpar?. Por lo pronto evitar el contagio masivo a bordo como posiblemente ocurra en el potero. No mucho más Poco en este contexto porque igual los dejan en cuarentena arriba del barco más allá que el plan de contingencia dispuesto por el Ministerio de Transporte diga que cada puerto debe tener un espacio de aislamiento. Merlini puso en el de Mar del Plata que deben cumplir la cuarentena en sus domicilios. Qué la hace una mancha más a un tigre irreconocible en su despedida…
El protocolo sanitario ampliado excluyó a los hisopados. En la versión del 28 de marzo y también ayer. Fue y es una decisión de los propios armadores para quedarse tranquilos y llevarle tranquilidad a los familiares de los tripulantes, más allá del apuro de Solimeno.
Pero Prefectura y el Consorcio podrían aplicar un control para que no salga ningún barco que hizo el hisopado hasta tanto no sepan los resultados. Los gremios permiten que no quede escrito la obligatoriedad de hacerlos pero presionaran para que nadie salga sin la certeza del resultado. Todos los demás agregados son valiosos en la medida que haya controles más estrictos. Sino, de nada sirve elevar la vara si algunos la pasan por abajo
Prefectura parece el gran ausente en toda esta historia. Jamás se incolucró en el protocolo sanitario y durante dos semanas mantuvo cerrado el puerto a los obreros navales y demás servicios a la flota para que trabajen a bordo. Debería tener un papel más protagónico en este momento.
A tal punto es su intrascendencia en esta historia que hasta el intendente Montenegro se anima a decir que el Scirocco no amarrará y nadie bajará a tierra sin cumplir la cuarentena. Quizás podamos ahorrarnos un par de sueldos si Guille asume como autoridad portuaria.
En las últimas horas en uno de los retenes de acceso a la ciudad obturaron el ingreso de una combi de Corrientes que traía tripulantes para un buque de Moscuzza. Esa canilla debería cerrarse al menos hasta que afloje la pandemia. En Mar del Plata hay marineros desocupados que pueden ocupar esos lugares.
Tras el primer covid-19 en Prefectura sobreactuaron como ya es un clásico. Frenaban el tránsito al lado del paseo comercial del puerto. A los camiones que vienen de Buenos Aires a buscar carga por acá desde el conurbano, los dejan pasar sin problemas, pero ayer Gustavo Tonello, de El Corsario, tuvo que esperar más de 3 horas para poder llevar pescado a su frigorífico. Esta ubicado a 30 metros de puerto piojo.
Si seguimos en el tren de apuestas, hubiese puesto mi ficha del primer caso no en la flota sino en los muelles con la tarea de los estibadores. Si el Consorcio Portuario informó que hizo 3200 controles, deben haber entrado al puerto el triple de gente a la que no se le hizo examen alguno. Indudablemente le virus no circula por Mar del Plata porque sino ya nos hubiésemos enterado.
Mezzamico cortando los accesos de las Terminales 2 y 3 también debe entenderse como una puesta en escena que ya no conmueve a nadie sino que perjudica a muchos. «Seamos creativos, pidamos lo imposible», pensó el Pelado y salió con hisopados para todos y todas. Una locura sin pies ni cabeza.
Tenían más riesgos de contagiarse al estar amontonados mientras atendían la requisitoria periodística de algunos medios presentes, que en el muelle. Mezzamico sabía que la estiba del Atlantic Surf III se terminó el domingo y que el oficial de máquinas subió al barco el lunes. Pero igual hizo una puesta en escena con que los estibadores estan aterrados. “Nos están mandando al matadero”, dijo el Secretario General del SUPA.
Esto de tener elecciones este año y sentir la presión de los eventuales que buscan manotearle el sillón del gremio lo llevan a situaciones insostenibles. Por ejemplo, decidir paralizar el armado de los barcos fresqueros que cumplieron la primera marea a langostino. Palos en la rueda que restan y quitan ganas.
Con su decisión unilateral y sin criterio, Mezzamico no solo tomó de rehén a las tripulaciones del «Mar del Chubut» y el «Sfida» que no desembarcaron para mantenerse aislados tras el hisopado, sino que deja sin chances de trabajar a cientos de obreros en tierra con el langostino fresco. Otro despropósito.
El gremio preocupado por la salud de los estibadores debería asumir un mayor compromiso con las autoridades y persuadir a los dirigentes de las cooperativas que informen cada vez que abran un barco para que los socios puedan ser evaluados en el puesto sanitario. Muchos no avisan, sobre todo después de las 3 de la tarde.
Se viene un período clave de hiperactividad en Mar del Plata y será necesario que todos extremen los recaudos y además de barbijos, guantes, jabón blanco y alcohol en gel, también compren un poco de paciencia y sentido común, algo que algunos dirigentes sindicales les estaría faltando.
Recursos como el calamar, el langostino y la merluza están a menos de un día de viaje de Mar del Plata y el ritmo de la flota será incesante en las próximas semanas. Una vez que el puerto retoma una actividad inusitada como hace años no teníamos, sería una pena retroceder por un tiro en el pie.
Estar a la altura de las circunstancias, todo un desafío para muchos.