En términos pesqueros el 2019 será recordado como el año en el cual el langostino encontró un techo a al crecimiento vertiginoso que arrastraba en el último lustro, la merma en la zafra de calamar y, sobre todo, por el aumento significativo de las descargas de merluza hubbsi sobre el efectivo al sur del 41ºS, el principal de la pesquería.
Este fenómeno permitió que en la estadística final los desembarques mostraran una similitud exacta con lo ocurrido en el 2018. Fueron 791 mil toneladas en ambos años según los datos que aporta la Subsecretaría de Pesca con los números finales del año pasado.
Las 41 mil toneladas adicionales de merluza sobre dicho efectivo que registró el 2019 (272 contra 231 mil) permitieron maquillar la menor abundancia de langostino y calamar. También le permitió a Mar del Plata aumentar su participación en la torta de desembarques. Pasó de 347 mil toneladas en el 2018 a 360 mil en el 2019.
La cifra marca cierta recuperación de la actividad y contradice los dichos de Carlos Mezzamico en los últimos días, quien refirió a la crítica situación que atraviesa el sector en Mar del Plata. El Secretario General de los estibadores y ex representante de la gestión anterior en el Directorio del Consorcio, omitió el aumento de las descargas; mucho menos la consolidación del modelo congelador.
De las 272 mil toneladas declaradas del stock sur, la flota congeladora desembarcó 130 mil y la fresquera de altura, 127 mil toneladas. El año pasado los arrastreros factoría habían declarado pescar 111 mil toneladas.
El mayor volumen para una flota que pesca y procesa a bordo, con coeficientes de conversión más que amigables, pocos controles que permiten estirar el cupo a máximos insospechados, cuando no subdeclaran merluza bajo la nototenia, especialidad de Antonio Solimeno, irregularidad nunca sancionada por las autoridades.
En las últimas horas nos enteramos que el lugar de Mezzamico en el Directorio lo ocupará Pablo Horacio Ciceri, cuyo mérito mayor para tal reconocimiento debe estar más ligado a su rol como jefe del dique Mosdook en Servicios Portuarios Integrados (SPI Astilleros) que a su rol como socio de Toyomar, el taller especializado en la marca japonesa. No podemos decir que Pablo no sea un emprendedor.
Pero la designación del empleado de Tettamanti, otro más, como si no fuera suficiente con la intrascendencia de Miguel Sanchez como ladero de Merlini, no deja de ser un gesto doloroso. Traduce la importancia que Guillermo Montenegro le confiere a la terminal marítima.
Si la comuna tiene un nexo oficial con la actividad portuaria y pesquera es ese sillón del primer piso del Consorcio Portuario. No tiene mayor preponderancia, obvio, pero desde ahí se pueden plantear propuestas o poner reparos.
Entregarlo en compensación por favores de campaña no parece la mejor opción. Podría haber sido el propio Secretario de la Producción, o hasta el subsecretario Tato y revestirlo de formalidad institucional. Pero se eligió a Ciceri como una prebenda política.
Los resultados electorales marcaron la incidencia que tuvo Gustavo Pulti para que gane Cambiemos (Montenegro) en Mar del Plata. Y Horacio, corrido de la interna con/por Ferannda Raverta, apostó públicamente por el ex intendente. Esta semana se llevó el premio.
Volvamos a la merluza y quién la pesca. La radiografía de su captura, por buque, refleja el crecimiento del modelo congelador. El año pasado había 9 factorías en los primeros 10 que encabezaron el ranking de descargas y declararon pescar 81 mil toneladas. Ninguno baja de las 6600 toneladas. Barcos que hace unos años completaban 5/6 mareas al año ahora suman 9/10/11 y el que hace menos es por alguna rotura mecánica nunca porque se les terminó el cupo.
Hasta mediados de diciembre, con alguna marea todavía por computar, los 10 primeros lugares del 2019 son todos congeladores y suman 84.476 toneladas declaradas. Al tope del ranking figura el “Coalsa Segundo”, un congelador que el grupo Baldino le compró a los neozelandeses de Yuken hace unos años.
Los Badino se desmembraron en varias ramas. El arrastrero de casi 80 metros de eslora y 13 de manga, forma parte de la sociedad “Nietos de Antonio Baldino” que maneja Antonio, el hijo de Pascual. Todo el grupo se arrimó a las 50 mil toneladas de merluza pescada el año pasado. No tienen un solo obrero del pescado registrado bajo convenio colectivo.
No es la única curiosidad que debería replantear las reasignaciones futuras. Asoman otras más urgentes que atender. El “Coalsa” tiene una cuota de 1.61690% de las 290 mil toneladas de captura máxima permisible que se repartieron el año pasado.
Esto le permite al barco pescar 4689 toneladas de hubbsi. Pero hasta mediados de diciembre el buque declaro pescar 11104,8 toneladas. ¿Y el resto? Nace de la transferencia de cuota de barcos fresqueros a congeladores del mismo grupo empresario y de cuota que recibió del fondo de asignación, alimentado por cuota que devuelven los fresqueros, sin recibir sanciones como fija la ley, por ir a pescar langostino.
El fondo de asignación fue un parche para atender la situación de la flota parada durante más de 3 meses por el paro del SIMAPE en el 2012. Luego nadie lo eliminó y tomó impulso en la última gestión cuando la flota fresquera migró de especie objetivo.
Bosch y Fortunato aprovechar ese cupo y engordaron la actividad de la flota congeladora. Nadie se acordó del trabajo en tierra. De esta forma creció la participación de barcos factoría que terminan con descargas en muelle que duplican la cuota asignada en los papeles. En las fábricas del puerto los trabajadores reclaman subsidios y reciben bolsones con alimentos.
Atrás del Coalsa se ubica el “Ponte de Rande”, uno de los congeladores de Solimeno. Tiene cupo para pescar 5225 toneladas pero declaró hasta diciembre pasado casi el doble de su cupo original: 10250 toneladas. Lo mismo ocurre con los otros que le siguen: el “Verdel” pescó 8344 toneladas y por su cuota deberían haber sido solo 450 toneladas.
Reasignación, transferencia de cupo, cuota social, cuota inventada como las últimas 10 mil que otorgó Bosch como regalo de despedida…, cualquier mecanismo es válido para violar la Ley Federal de Pesca.
Esta es “la crisis”, acá se descubren las consecuencias de las políticas fomentadas por la última gestión. Gerpe, Bosch, Fortunato, Tezanos Pinto, Colombo, Belarmini… cimentaron la concentración de un recurso natural de todos los argentinos en pocas manos y la máxima utilidad fue solo para los empresarios. Pocos obreros lograron perforar la línea de pobreza con sus salarios.
Y las nuevas autoridades pesqueras, mientras analizan revertir la situación, al menos desde el discurso, quedan bajo la ola de una suba de retenciones que es un castigo para los que generan trabajo y valor agregado en tierra.
Ola que también impactará en los muelles portuarios bonaerenses. Desde La Plata, Axel puso primera para hacer caja y en su proyecto de emergencia que se convertía en ley al cierre de esta columna, planteó la suba de tributos por la carga que se mueve en los puertos provinciales. Todo a contramano de la reactivación productiva.
Antes de poner a la Argentina de pie, le meten la mano en el bolsillo a los que todavía apuestan a la producción, al trabajo y a la generación de valor. Aumentar la recaudación para terminar de cerrar el círculo bajando nuevos subsidios. Un círculo que de virtuoso no tiene nada, claro