El fracaso de la licitación del dragado dejó al descubierto el desinterés que genera el puerto marplatense para los grandes jugadores del negocio de dragado. No hay muchas más opciones que declarar la emergencia y ser más claros en el pliego.
A casi 10 meses de haber desembarcado en el sillón principal del Consorcio Portuario, Gabriel Felizia atraviesa su primera tormenta de magnitud. “El lunes vamos a decidir por dónde vamos a ir. No depende sólo de nosotros sino de Vías Navegables y Actividades Portuarias de Provincia”, dijo en las últimas horas.
No alcanza con haber piloteado la pandemia con protocolos sanitarios acordados con todos los actores portuarios que garantizaron la actividad de la pesca en todo este tiempo sin vulnerar los derechos humanos de los trabajadores.
Tampoco que comenzara a achicar el cementerio de barcos abandonados en el muelle 2 con acuerdos individuales con SPI y TPA para que las gradas privadas reemplacen al varadero de la Base Naval como escenario de los desguaces.
Mucho menos el Consejo Consultivo para sumar actores a la mesa de discusión de las políticas portuarias ni el puesto de vacunación frente a la Prefectura donde pasan 400 personas por día ni el anuncio de construcción del muelle 9. Nada de eso importa en un puerto jaqueado por una escollera sur perpendicular a las corrientes marinas que aportan sedimentos y obstruyen sus vías de acceso.
En Mar del Plata hay que dragar para mantener lo poco que excede a la industria pesquera que no tiene mayores problemas para sortear la boca del puerto. El portacontenedores y el petrolero requieren un calado superior a los pesqueros. La situación más delicada esta en la posta de inflamables donde hace un par de meses los prácticos advertían la falta de márgenes de seguridad.
Si no se draga se encienden y comienzan a pestañear las luces de las alarmas. El fracaso del proceso licitatorio consumado esta semana puso al puerto en punto muerto y dejó perplejos a sus autoridades que esperaban, en función de los 10 pliegos vendidos, recibir más que una sola oferta. Y para colmo de Servimagnus
Los 20 millones de dólares, más IVA, que cotizó la empresa de Román para remover 560 mil metros cúbicos de sedimentos en 150 días, más que una oferta pareció un mensaje; un llamado de atención. “Señores, no se olviden que nos deben más de 4 millones de dólares por el dragado del 2014”.
“Nada que ver esa deuda ya fue. Esta oferta es lo que se estimó por la obra actual”, aclaró Claudio Cuevas, representante de Servimagnus, ante la consulta de PdP.
La propuesta económica era inviable desde que en el Consorcio abrieron el sobre y vieron el número. Por eso no lo publicaron en el comunicado del lunes en que anunciaron la oferta única. Al otro día no tuvieron más remedio como para mostrar reflejos, dar vuelta la página y comenzar a pensar alternativas.
Otras cuestiones parecen más claras y se realizan con más facilidad que adjudicar el dragado. Por ejemplo los nombramientos en recepción y mesa de entradas del edificio central. Paolo Manzoni integra el grupo de nuevos empleados en la recepción de la planta baja.
“Se le hizo un contrato temporal y siempre se charla con los gremios, quienes lo avalaron. Para hacer el llamado de los inspectores igual. Se habla primero con los gremios”, dicen desde el Consorcio.
Se desconocen los méritos que hizo el grupo de recepción y mesa de entradas para sumarse a la planta de personal del Consorcio. Sí que la mayoría forman parte de Aluvión, el grupo de militantes que tiene a Fernanda Raverta como líder espiritual de la agencia de empleo. Manzoni es conocido entre la militancia por haber asistido a un acto de Cristina en el conurbano desde Mar del Plata. Paolo viajó en bicicleta.
Volvamos al dragado. Ahora el Consorcio evalúa opciones que hasta el lunes no se tenían en cuenta porque estaban convencidos que podían recibir más interesados. Dasa, la empresa nacional, finalmente evaluó que su draga Dasa I era más versátil en el río que en el mar y se bajó a último momento. Si es ese en verdad el motivo, hay que celebrar que alguien reconozca no estar preparado antes y no durante la obra.
Canlemar, los españoles que dragaron en el 2017(18, con la Omvac 10 tienen los equipos en Brasil y ya sabían que no podían estar en Mar del Plata para el otoño. Ayer en el Consorcio estaban viendo cuándo podrían quedar liberados. “Se le corrieron los plazos de obra y no sabemos si llega para la próxima licitación”, precisó el Presidente del Consorcio.
Felizia parece que no tenía un as en la manga como siempre tuvo Merlini. El ex Presidente del Consorcio tenía vínculos con Canlemar desde mucho antes de llegar a la función pública y ya los había tentado con venir antes que se publicaran los pliegos.
El resto de las empresas posiblemente no haya encontrado interés en venir a dragar. Jan de Nul dispone de modernas dragas que se ajustan perfectamente a las necesidades del puerto. La Afonso de Arbuquerque o la Amerigo Vespichi estuvieron dragando en Quequén. Claro que ahí pueden pagar lo necesario. Acá contamos las monedas.
El puerto marplatense es un escenario complicado. Más en otoño/invierno, con fuertes vientos que suman dificultad y demoras a la tarea, si tienen suerte de no romper partes del equipo. En Mar del Plata debería dragarse en verano con días más benévolos, pero los tiempos ya venían demorados. Y cuanto más tiempo pasa los sedimentos se consolidan en el lecho marino y cuesta más removerlos. Y la reciente sudestada alimenta la lengua de arena que ya obstruye parcialmente el canal principal.
Que no figure el monto asignado a la obra en el pliego también pudo haber contribuido al desinterés. Los antecedentes de la deuda con la empresa dragadora en el último esquema en que intervinieron fondos de Nación-Provincia-Consorcio es posible que tampoco hayan ayudado.
Además de ponerla en autos a su referente política, Fernanda Ravera, hecho ya consumado, en la hoja de ruta para Felizia asoman pocas chances de maniobra. El camino posible es el de la emergencia. La Ley 26.317, todavía vigente, declara la emergencia del puerto marplatense en materia de dragado y faculta al Jefe de Gabinete a disponer de nuevas partidas presupuestarias para asignarle a la obra en un plazo de 30 días.
“Esa es una posibilidad”, reconoce Felizia. La otra es repetir el llamado con tiempo acotado o un concurso privado. Qué podría cambiar en este nuevo escenario que haga que alguien que no se presentó se presente. Es una pregunta sin respuestas por ahora. En el Consorcio piensan en estrategias y no se trazan nuevos plazos.
Todo está en punto muerto y eso dependerá del camino que se elija. Cualquiera sea ese rumbo es indispensable que durante el proceso se busquen despejar certezas como para no repetir la patinada del lunes.