A falta de respuestas que corrijan las asimetrías que provocó en la industria pesquera atada al procesamiento de pescado fresco la actualización de los derehcos de exportación en el 9% que estableció el nuevo gobierno, sobra incertidumbre, números inexactos y generalidades que involucran a todo el “sector pesquero”, “el puerto” y “las empresas” cuando en ese amplio abanico los más grandes se comen a los más débiles.
Nadie sabe por estas horas con quién se reuniría el intendente Guillermo Montenegro para exponer las preocupaciones de distintos actores de la actividad. Aunque a CaIPA y CEPA la crisis sea menos crítica porque tienen la espalda ancha que originan los buques factoría que el año pasado pescaron más merluza que los fresqueros de altura.
El Jefe Comunal también se reunió con industriales de Cafrexport, que ni siquiera tienen buques fresqueros y cuentan con personal en tierra que reprocesa pescado en frigorificos para el mercado interno y exportación, en blanco, cooperativizados y en esa zona gris al borde de la precarización.
Montenegro anotó los planteos más importantes: baja de los derechos y aumentos de reintegros a los productos que generan trabajo y valor en tierra; manejo de corvina y pescadilla en el frente marítimo con Uruguay para que deje de ser una zafra y se pueda pescar todo el año; clarificar el sistema de cooperativas de trabajo, fundamentalmente las fasoneras con fileteros y fortalecer el eslabón de la flota fresquera costera y de altura: reducir el impuesto al combustible y dale prioridad en el reparto de pescado.
A juzgar por esa lista, el Intendente no tendrá que mantener una reunión sino varias. Más allá del resultado, ya es bueno que al menos el jefe político de la ciudad se ponga al frente del reclamo del sector productivo más importante de Mar del Plata. Por ahora no se ha pronunciado públicamente al respecto ni divulga las reuniones que mantiene con el sector. Quizás porque no tiene nada para aportar.
“Esta la mitad de la flota parada. El que no arregla el barco no quiere salir. El gasoil es carísimo y la merluza no vale nada. Los números son muy finitos… así no me conviene salir; aprovecho para arreglar el barco”, contó un armador con el motor en reparaciones. Cuando salga irá en busca del calamar, un recurso que escasea por estas semanas.
La parte de la flota operativa alimenta a los frigoríficos. Las empresas integradas con buques y plantas procesadoras prefieren vender el pescado entero en muelle para no sumarle valor en tierra. Hasta Solimeno y Moscuzza venden las capturas de sus fresqueros. Tony ya avisó que perdía plata dándole trabajo a sus obreros registrados y actúa en consecuencia.
El planteo, la rebaja de retenciones y suba de reintegros parece que no se resolverá con la buena voluntad de Carlos Liberman. El Subsecretario de Pesca entiende todos los planteos que llegan a su despacho y a todos les dice lo mismo. “A esto lo resuelve Alberto y Guzman”.Eso mismo reiterará en la mañana de este jueves lluvioso cuando ponga en funciones oficialmente al zoologo Oscar Padin en el INIDEP.
Por ahora el Presidente y el Ministro de Economía tienen urgencias más sensibles. Hasta que Argentina no acuerde con el FMI la reestructuración de su deuda, no hay chances que se corrija ninguna variable. Recientes presunciones de analistas económicos vislumbran que el proceso se encaminará a fines del mes que viene.
La ley de la selva parece imperar en la industria pesquera hasta entonces.“El que vive vive y el que muere muere”, dice un refrán remanido por los gringos en las calles del puerto.
Donde no pasa nada tampoco es la jurisdicción portuaria. Merlini deshoja la margarita a la espera que confirmen a su reemplazante aunque el tema de la reestructuración de la deuda bonaerense también demora todos los plazos.
La gestión Kiciloff parece mirar a los puertos no como vías de desarrollo productivo y herramientas para mejorar la logística sino como meras cajas donde meter mano para equilibrar las cuentas. Y aunque Mar del Plata no figura entre los que más facturen, esta consorciado como Quequén y Bahía Blanca.
Lucero, la flamante autoridad portuaria bonaerense, se debate por estos días entre borrar esa estructura administrativa de todos los puertos o intervenir aquellos que cuenten con una caja más sustanciosa y condenar a los demás a la intrascendencia actual. En el ravertismo temen el dibujo de una grieta con el axelismo puro que ponga en riesgo el futuro de Felizia como autoridad portuaria.
En tierra algunos parecen estar en el aire y caminan por la cuerda floja. Los rumores de la venta de El Marisco no se detienen más allá que desde la familia Di Leva lo niegan enfáticamente. “No hay nada”, aseguran. Pero Pedro Baldino y Solimeno negocian por el Sirius 2 como negocian por el Sirius de Loba Pesquera y negociaron por el Sirius 3. Veremos en los próximos días qué pasa con el potero y El Marisco I y Marisco II. Los obreros bajo convenio volvieron de vacaciones el 13 de enero. “Hasta el 31 solo trabajamos 2 veces”, se quejó un peón.
En el aire también esta la CGT. La central obrera redactó un comunicado en las últimas horas donde se declara en estado de “alerta” por la situación que se vive más allá de Juan B. Jsuto. Lo firman gremios marítimos como respaldo aunque no aportan más que generalizades para Doña Rosa.
“Nos encontramos con empresarios que aprovechan esta situación y vulneran los derechos establecidos en los convenios colectivos de trabajo vigentes y las actas actuales respecto del personal embarcado y en cuanto al trabajador de tierra”, dice un fragmento del comunicado de la central obrera. “La decisión de las empresas en no sacar los barcos a pescar afecta al personal….” Qué empresas, qué buques”… El documento no aporta nada de nada.
Casi nada se descargó en Mar del Plata durante el mes de enero. Conocer el nivel de desembarques permite tomarle el pulso a la realidad, rebatir o avalar lo que sostienen los actores de la industria. Pero la gestión Liberman por ahora tomó un lápiz y dibujó los números.
Según la estadística oficial en el puerto local se descargaron 150 toneladas. Una risa. Solo el Millennium de Pesquera Cruz del Sur desembarcó 350 toneladas. Si esta será la constante del manejo de la información estadísticas, habremos retrocedido varios casilleros.