En medio de la conciliación obligatoria que tratará de encontrar en 15 días hábiles una solución que los gremios marítimos demandan hace 20 años y la grieta que se profundiza paritaria tras paritaria entre SIMAPE y la Asociación de Capitanes con el SOMU, Centro de Patrones y SICONARA, hay una idea común en los muelles del puerto marplatense
La disociación entre las necesidades tangibles de todo el elenco que conforma la industria pesquera local y la realidad paralela en la que habitan los representantes de la Provincia de Buenos Aires en el Consejo Federal Pesquero.
A menos de 10 meses para entregar la posta, pocos se han sentido alguna vez representados por Javier Rodríguez, el ministro de Desarrollo Agrario y Carla Seain, subsecretaria de Agricultura, Ganadería y Pesca. Ambos le dieron forma a una gestión perfectamente olvidable.
Lo dicen por lo bajo armadores y referentes de las cámaras patronales. Lo sostienen funcionarios municipales, con la contradicción que marca un Intendente que en plena vigencia de las zarpadas demoradas de la flota, se mostró en redes sociales subrayando la puesta en valor del espacio urbano en calle 12 de Octubre. Maravilloso.
La queja fue puesta en palabras por referentes de la estiba la semana pasada cuando después de muchas especulaciones emitieron un comunicado en el que advirtieron la grave situación que atravesaba el sector, con números en rojo que alientan a la inactividad y el desempleo.
“La ausencia de gestión por parte de las autoridades provinciales en la gestación de programas de incentivos que transforme a la Provincia en una región competitiva para que las inversiones vinculadas al sector pesquero se realicen en provincia de Buenos Aires y no como sucede, que son desviadas a provincias patagónicas”, marca uno de los párrafos principales de la nota que hicieron circular las empresas de estibaje.
Tal vez la voz se escuchaba más fuerte si sumaba el coro de lamentos de los obreros del pescado. “Ni drogada va Cristina junto con las cooperativas”, confesó un allegado esta semana. Cristina es Ledesma. La secretaria General hace su propia peregrinación hacia los despachos oficiales en Pesca Nación y Provincia. Y no lleva trabajadores a los que Liberman pueda saludar desde el balcón.
Los números respaldan la queja pública y privada de los gremios. Las 14 mil toneladas menos que recibió Mar del Plata en descargas pesqueras hasta el pasado 4 de abril representan una merma del 18%.
Pero si nos enfocamos en las descargas de merluza hubbsi del efectivo sur, el recurso que activa la mayor cantidad de fuentes laborales en la industria del reproceso, acá la reducción casi llega al 30%. Fueron 10 mil toneladas menos en el primer trimestre.
Es cierto que una parte de la flota se concentró en la merluza del norte y elevó las descargas a 2700 toneladas cuando en el mismo período del año pasado sólo habían declarado descargas por 102 toneladas.
Pero también es cierto que cada vez son más los fresqueros de altura que se van de Mar del Plata y comienzan a descargar en puertos de Caleta Paula, en el norte de Santa Cruz, donde Liberman tiene peso propio.
Mayor proximidad a la zona de pesca, lo que representa un menor costo de combustible, son factores determinantes para poner proa al sur. “Si no nos vamos nos fundimos”, argumentan la decisión los empresarios.
“Petrel”, “Porto Bello II”, “Piedrabuena”, “Marisco I”, “Calleja”, “Ndandú”, “Don Raimundo” y “Voctoria II”, son algunos de los fresqueros de altura que abandonaron Mar del Plata para pasar a operar en Caleta Paula. Mucha de esa merluza es operada por Luis “El Gringo” Jones, uno de los referentes del reproceso en Caleta Olivia.
La presencia de buques marplatenses en Caleta no es nueva. En el último cuatrimestre del año pasado operaron desde ahí barcos más grandes aún, como el “Marcala”, “San Andrés Apostol” y “Andrés Jorge”, más de 15 mil cajones en cada marea que resintieron aún más la estructura productiva local. Qué dijeron Rodríguez y Seain. Silencio sepulcral.
Hubo otros intentos por sumar más flota a la Patagonia. El armador Mariano Retrivi mantuvo contactos con autoridades y empresarios provinciales para trasladar al “Don Santiago” al puerto del Golfo. Por ahora las partes no llegaron a un acuerdo y el fresquero siguió operando desde Mar del Plata pero la amenaza de seguir goteando desembarques y materia prima sigue latente.
En el Acta 9 del Consejo Federal Pesquero Santa Cruz solicitó cuota social de merluza para tres de esos buques. Al “Petrel”, “Calleja” y “Porto Bello II” le asignaron un total de 1500 toneladas para profundizar el fenómeno y sostener el trabajo en la ciudad portuaria santacruceña.
Habrá que ver si las autoridades bonaerenses se despiertan algún día y comienzan a defender los intereses de Mar del Plata, la de sus obreros en tierra, los que tienen la imperiosa necesidad de aumentar las horas de trabajo para llegar a un salario más o menos digno a sus casas. Una misión imposible gracias a un gobierno que ha sido incapaz de ponerle coto a una inflación que licua todos los meses hasta los mejores salarios.
Igual hay algo que llama la atención de lo que pasa en Caleta: Todo este mayor movimiento de la mano de pesqueros marplatenses debería haber hecho crecer las descargas de hubbsi pero la estadística oficial marca 9326 toneladas hasta el 4 de abril pasado; apenas 150 toneladas más que en el comparativo anual con el 2022.
El fenómeno de la subdeclaración no sería propiedad exclusiva de Mar del Plata. En todos lados hay adeptos al dibujo.