El acuerdo se denominó “Protocolo complementario sobre intercambio de personal”. Lo firmó en el verano del 2001 el entonces prefecto Nacional de la Prefectura, José Beltritti y Thomas Collins, vicecomandante de la Guardia Costera de los Estados Unidos.
El convenio complementaba un acuerdo mutuo de cooperación que las autoridades marítimas de ambos países habían suscripto unos meses antes, en agosto del 2000, en el propio Edificio Guardacostas.
El Protocolo incorporó informaciones y vivencias recíprocas sobre temas de interés común: seguridad marítima, protección del medio ambiente marino y de recursos naturales, así como la facilitación y eficiencia del transporte marítimo en la lucha contra el narcotráfico.
Y con qué tiene que ver este acuerdo celebrado hace casi veinte años. En el marco de dicho Protocolo, una delegación de la Guardia Costera desembarcará de manera inminente en Argentina con el propósito de verificar las condiciones de seguridad que se aplican en las terminales portuarias. La información fue confirmada desde la propia Prefectura Naval.
Y acá se abre un abanico de especulaciones sobre si la presencia de la delegación extranjera activó todas las alarmas que desencadenaron la caída de la certificación del código de seguridad PBIP en las Terminales 2 y 3 del puerto marplatense.
La falta de elementos y condiciones de seguridad no eran nuevos para nadie. El descontrol en el acceso peatonal y de vehículos autorizados, la falta de sistema de alarmas, falencias en el perímetro, luces en el espejo interior ya formaban parte de la realidad cotidiana antes de la supervisión de la Dirección de Protección Marítima y Puertos.
Las explicaciones del Prefecto Rodríguez no parecen ser suficientes. “La caída en el Código PBIP demuestran que estamos trabajando”, dijo en un reportaje que publiqué esta misma semana en Revista Puerto.
Si tanto trabaja Prefectura por qué no se lo quitó antes. Porque los inconvenientes fueron los mismos en la anteúltima supervisión y se mantuvo el código. Lo único novedoso que asoma en el tablero es la confirmación de la llegada de la Delegación extranjera, también confirmada por fuentes del propio Consorcio Portuario. “La visita a Mar del Plata estaba prevista para este año”, confió una fuente cercana al Presidente.
Antes de desaparecer de los medios, después de su última aparición en que relativizó el fallo de Prefectura e intentó tapar el sol con la mano, Merlini dejó entrever que la inspección había sido más rigurosa que en otras oportunidades.
En el Consorcio están convencidos que la quita del código PBIP tiene que ver con la llegada de la Guardia Costera a verificar las condiciones en que se trabaja en materia de seguridad en el puerto, lo que hubiese puesto al descubierto la laxitud de reglas y normas que avala Prefectura.
“Se cubrieron el culo”, graficaron en el Consorcio al cierre de esta columna.
Desde la fuerza rechazan esa afirmación. El propio prefecto Mayor Rodríguez descartó que la Guardia Costera tuviese planificado desembarcar en Mar del Plata. El Jefe reveló que lo más probable es que la comitiva extranjera visite un puerto con mayor cantidad de instalaciones portuarias certificadas.
Cuesta pensar que Mar del Plata, capital nacional de los intereses marítimos, el principal puerto pesquero del país, donde la Armada tiene su Base Naval y la Prefectura cuenta con amplias instalaciones y medios para velar por la seguridad de la vida en el mar, haya quedado fuera de la visita extranjera.
Rodríguez tampoco dijo cuál había sido el motivo por el cual le quietaron el código, qué funcionaba en la anteúltima inspección y dejó de funcionar en la última. “Eso deben preguntárselo al Consorcio”, indicó. Sí. Merlini termina de pagarle a Canlemar SL la obra de mantenimiento del dragado y lo evalua.
Las esquirlas tras la caída del código y la llegada de la Guardia Costera cruzaron la frontera de Mar del Plata y llegaron a Quequén. La semana pasada operarios del Consorcio de Gestión se acordaron de la madre de Merlini y Tarantino, el gerente de Seguridad del Consorcio.
Tras ser puestos al tanto de las novedades, tuvieron que salir a desplegar personal y recursos para poner en valor los elementos de seguridad. Los guardianes costeros finalmente desembarcan en el puerto vecino.
Acá en Mar del Plata deberemos esperar a que se vayan para recuperar el certificado. Mientras tanto lo siguen atando con alambre: suman alguna cámara de TC2 al circuito de seguridad, tirar unos cables bajo la galería del elevador de granos y apuestan al doble control de Prefectura cuando entre a operar un buque de portacontenedores. La precariedad bien disimulada.