El reproceso del marisco es la alternativa para esquivar la falta de rentabilidad que regala la merluza fresca elaborada en tierra. La industria tiene capacidad instalada para multiplicar las fuentes de empleo y generar exportaciones con más valor agregado
Las exportaciones pesqueras argentinas en el primer semestre del 2020 regalan algunos números que invitan a la reflexión y también a la esperanza. En el contexto actual de precios por debajo de los 2500 dólares por toneladas y con Brasil queriendo pagar incluso menos que eso, reprocesar merluza en tierra y exportarla interfoliada no es negocio para nadie..
Los que lo hacen buscan otros mercados externos como países de Europa del Este, un poco en Rusia y lo demás es para un mercado interno deprimido que genera cierta expectativa de recuperación por la apertura de gastronomía en CABA.
En este escenario ha sido el langostino fresco el recurso que va ganando el espacio que deja vacante la crisis de la merluza elaborada en tierra. Iberconsa marcó el camino tiiempo atrás con un acuerdo por empresa con el SOIP para que los obreros de Giorno dejen el cuchillo para cortar hubbsi y comenzaran a pelar el marisco en la ex empresa de Valastro.
Hoy ya son más de 10 los frigoríficos en Mar del Plata que le agregan valor al langostino en sus distintos procesos. Además de Iberconsa que produce unas 7 toneladas por día de cola pelada y desvenada en su planta y con terceros. «Pampa Fish» suma otros 1200 kilos diarios. «Buena Proa» reprocesa en «Asudepes», donde funcionaba Barillari, tanto cola en bloque como pelado y desvenado. Pesquera Veraz suele sumar langostino en Mar del Plata aunque ahora centraliza en Patagonia y Solimeno ha hecho pruebas en sus distintas plantas.
Frigorífico del Sud Este envía a USA bolsas de cola IQF en bolsas de menos de medio kilo. También compran langostino fresco los socios de Ludapez, Enfripez y Friosur. Hacen reproceso para terceros en Frigorífico Surtrade, Natusur y Desafío, el frigorífico de Sayago. Mano de obra intensiva que supera en total los 700 trabajadores, con quincenas que no descienden de los 30 mil pesos y trabajo garantizado de lunes a viernes.
Se ha podido resolver tal vez el mayor obstáculo que tiene el reproceso: el acceso a la materia prima. Por un acuerdo con Pesca Provincia algunos armadores se comprometieron a descargar alguna marea en Mar del Plata. En ese grupo aparecen los fresqueros “Don Matías”, “Marbella”, “Don Santiago”, “Franco”, “Nono Pascual”, “Don Gaetano”, “Sfida” y “Mar del Chubut”. Lo que no viene en barco entra por la Ruta 88 por camión desde Camarones y Madryn.
El langostino revolucionó la industria en Patagonia, epicentro de las descargas del marisco, con la creación de miles de puestos de trabajo principalmente en Deseado, Madryn y Comodoro Rivadavia. Ahora Rawson está buscando copiar el protagonismo que tiene en las descargas también para manipularlo y sumarle valor.
En Mar del Plata el fenómeno es más nuevo. Acá también la industria va mutando en silencio de la merluza al langostino y sin ningún tipo de incentivo por parte de las autoridades. Solo por la necesidad de seguir sobreviviendo en un contexto adverso donde no hay alivio impositivo, un marco laboral donde resulta difícil aplicar la eventualidad, falta de incentivos fiscales ni promoción al agregado de valor con reducción de los derechos de exportación.
Entre los anuncios de ayer por el Día de la Industria hubo hechos auspiciosos como el fomento al desarrollo de proveedores industriales y tecnológicos. Apoyo de $1.400 millones a empresas nacionales que sean o aspiren a ser proveedoras en sectores estratégicos y de alto impulso como el petróleo y gas, la minería, automotriz, industria ferroviaria y naval.
La ciudad tiene un polo de desarrollo en construcciones y reparaciones navales muy importante y que seguramente aprovechará este envión oficial para seguir fortaleciendo al sector. La industria naval multiplica el empleo en una amplia lista de proveedores. Desde carpinteros, electricistas hasta caldereros.
La pesca no asoma en los planes oficiales. Cuando en el langostino es todo más básico. Requiere mano de obra intensiva sin más calificación que manos rápidas para descabezar y el ojo entrenado para una buena clasificación. Nada que no se aprenda luego de un par de días en contacto con el crustáceo.
En Mar del Plata se produce desde cola en bloque clasificada y congelada en pastillas de 6 kilos para España por encima de los 7 dólares el kilo, hasta cola pelada y desvenada a Italia envasada en bolsas de 800 gramos, a razón de 10 dólares el kilo.
La estadística pesquera no ayuda a discernir el crecimiento preciso de las ventas al exterior de este tipo de productos. El Informe de Coyuntura que renueva la Subsecretaría de Pesca cada vez más tarde solo distingue el langostino entero y el excepto entero. Unos genios.
Del entero se exportaron 16 mil toneladas que generaron 77,7 millones de dólares, a un valor promedio de 4808 dólares la tonelada. En volumen fue una reducción de 40%. Lo no entero fueron 28 mil toneladas, un 12% más que el año pasado, que se comercializaron por 207,8 millones de dólares, a un valor promedio de 7252 toneladas.
“Vamos a pedir que se desglose lo que no es entero porque están diferenciados por posiciones arancelarias”, reconoció un exportador ante la consulta de este medio ante la inquietud por conocer cuánto de lo excepto entero era cola en bloque y cuánto subproducto de cola fresca con más valor agregado.
La mayoría de lo que se exporta como “no entero” es cola en bloque. “Debe ser un 70 a 30” reconoció la misma fuente. Países como China, España, Tailandia, Taiwan reciben cola en bloque de Argentina para reprocesar en destino. También países vecinos como Perú que también tiene una estructura instalada, mano de obra intensiva y capacidad de congelar grandes volúmenes.
Tailandia me llamó la atención. Con 10 mil toneladas en el semestre es el quinto país de destino de las exportaciones pesqueras argentinas. Pero como no esta discriminado, las 10 mil toneladas recibidas por 39 millones de dólares, no solo es cola para reproceso sino también mucho calamar.
Para hacer pelado y desvenado se requiere de un giro freezer que congela el producto terminado en menos de media hora. Cada uno cuesta medio millón de dólares. Pampa Fish tiene uno en su planta de Talcahuano donde en dos turnos más de 100 obreros pelan y desvenan el marisco.
Pampa Fish, como Indupesa, procesaba langostino para Iberconsa. Con el know house incorporado incorporaron más personal en un nuevo turno y comenzaron a comprar langostino fresco para reprocesarlo ellos mismos.
“Cada contenedor que se exporta con cola en bloque representa el trabajo de 10 personas durante un mes”, cuenta Oscar Poletti, presidente Pampa Fish y flamante presidente de la Cámara de Frigoríficos Exportadores. Muchos socios de la cámara se abocaron al langostino como tabla de salvación para mantenerse a flote.
Una tonelada de cola en bloque rinde unos 650 kilos de pelado y desvenado. El promedio diario de las peladoras de langostino son unos 80 kilos por día en Pampa Fish. “2 peones y 8 peladoras tienen trabajo durante un mes por cada contenedor de 28 toneladas. Imaginate cuánta gente puede trabajar con el langostino”, dice Poletti.
Mar del Plata tiene capacidad instalada para poner en marcha a fuerza de langostino. Tal vez no sean tantos haciendo pelado y desvenado porque ese segmento supone la inversión del giro freezer, pero se puede sumar personal para el descabezado de langostino. El volumen requiere mano de obra intensiva, mayormente mujeres, cuyas manos se adaptan mejor al marisco.
Más allá que no hay un acuerdo marco y cada empresa resuelve de manera individual con los trabajadores –algunos pagan por kilo y otros por hora- el SOIP ha promovido la creación de empleo de la mano del marisco.
Mar del Plata no se baja nunca del podio de las ciudades con mayores niveles de desocupación. Tenemos instalaciones donde reprocesarlo, un gremio interesado en promover el empleo y lo más importante: un recurso que abunda para generar empleos de calidad y bien remunerado.
Ayer fue el Día de la Industria y Alberto Fernández aseguró saber cómo sacar al país del laberinto. En Mar del Plata el langostino en todas sus variedades que requiera de manos activas de trabajadores puede perfectamente mostrar el camino.
Un sendero para devolverle brillo a una industria pesquera que languidece con el ocaso de la merluza y generar muchos más dólares para hacer frente a los compromisos que genera la reestructuración de deuda. Que no este ni el año que viene, pero en algún momento habrá que comenzar a pagar.