El miércoles 28 de febrero el precio del dólar estaba en las pizarras a $20 para la compra y $20,42 para la venta. Ese día venció el acta del acuerdo salarial 2017 que firmaron el año pasado CaIPA y el SOIP y se incorporó como remunerativo el 18% del primer tramo de la actualización. El 11% del segundo fue remunerativo desde junio.
El precio del dólar este martes, antes del feriado patrio, se ubicaba en $27,30 y $28,60. La devaluación superior al 40% en más de 100 días es la causa que demora la rúbrica del acuerdo en este 2018 donde se acentuó la falta de actividad en los frigoríficos y el mal humor de los trabajadores por no tener siquiera el beneficio de la suma fija a cuenta de futuros aumentos.
Ese atajo le había permitido negociar con más tranquilidad a los patrones con el sindicato los años anteriores. Claro que el año pasado aplicaron $1350 pesos por quincena para marzo y abril y en muchas fábricas no solo costo pagarlo sino que luego no alcanzaron a descontarlo cuando cerraron el acuerdo.
En la cámara que agrupa a las principales empresas procesadoras de pescado fresco, como Solimeno, Moscuzza y Valastro, que paradójicamente pescan y procesan más merluza con sus barcos congeladores que con los fresqueros de altura, están desorientados con los amagues de Cristina Ledesma.
La Secretaria General del SOIP se escuda en la evolución del dólar para seguir subiendo las pretenciones. Cuando la divisa había saltado a $25 parecía definido el porcentaje: 25% aunque hubo diferencias en la cantidad de cuotas.
CaIPA ofrecía abonarlo en 4: 5% en marzo, 5% en abril, 5% en mayo y 10% en junio y el gremio estaba plantado en una sola. Pero el dólar siguió subiendo y en el SOIP pararon la pelota y activaron el GPS en “recalculando”.
La paritaria trabada deja al descubierto la ambición de una patronal que se negó a pagar un 25% retroactivo a marzo mientras sus productos pesqueros de exportación se cotizan un 40% más en pesos en el último cuatrimestre. Ahora que el dólar orilla los $29, en el SOIP piden un 30%.
En CaIPA sacan cuadros y muestran números para alimentan el cocodrilo en el bolsillo. Sostienen que para equiparar la evolución de los salarios, el dólar debería estar por encima de los $34. “Recuperamos parte de la competitividad pero sostuvimos la paz social cuando estábamos muy atrasados”, confió un industrial.
En el SOIP sacan otras cuentas y quieren mejorar la porción de torta que regala la devaluación. “No tenemos aumentos desde hace un año donde la inflación fue superior al 25%. Con el aumento no recuperamos poder adquisitivo, perdemos menos”, dice una allegada a Cristina Ledesma.
La de los obreros del fresco es la única que todavía está viva. Este lunes cerró la rama de la conserva con un 25% en dos tramos, ambos no remunerativos, marcando un claro y peligroso precedente. Los obreros financian sus propios aumentos ya que las empresas se ahorran las cargas sociales y previsionales.
El árbol de la paritaria otra vez no dejará ver el bosque. La necesidad de adecuar el convenio colectivo a la realidad de la pesca actual de modo de incentivar el nivel de actividad. A casi un mes del inicio de la zafra de langostino, todavía la cámara y el gremio no han definido un precio por el kilo del marisco descabezado.
En la de los trabajadores marítimos CaIPA también mostró reflejos lentos. Nadie quería firmar el 15% que había mostrado como techo el gobierno. “Teníamos abrochado un 20%” dijo Fernando Rivera, pero no firmó tratando que los gremios acepten el pago desdoblado.
Con los marítimos era habitual que CaIPA y Armadores firmen al mismo tiempo y con todos los gremios: marineros, conductores navales, patrones y capitanes. Pero desde el año pasado la Cámara de Armadores mueve las fichas antes. Esta vez fue un 22% en una sola cuota, con el 7% no remunerativo. A CaIPA no le quedó más remedio que acompañar.
El único que firmó unos días después fue Jorge Frías, de Capitanes, porque su relación con Pablo Trueba casi que no tiene retorno, y aprovechó para incluir el precio por kilo de langostino al acuerdo paritario con armadores fresqueros.
Ahora con el dólar disparado, resulta conmovedora la puesta en escena que hace el Secretario General de la Asociación Argentina de Capitanes. En el portal infogremiales Frías dijo que rechazó la oferta del 22%.
“La conducción sindical rechazó una propuesta de mejora salarial del 15 por ciento y también un 7 por ciento no remunerativo… la suba de ese 15% a cuenta de lo que se plantee luego de que la flota fresquera langostinera zarpe”, dijo Frías que no sabe cómo responder a las quejas de sus afiliados. Sí sabe que ya firmó y sin cláusula gatillo.