“Las perspectivas no son malas, son de terror”. El balance pertenece al capitán de uno de los 41 barcos que participó de la prospección de langostino que terminó ayer y cuyos resultados generaron una apertura parcial de la temporada en aguas nacionales
El crudo panorama del oficial tiene detractores. Los que sostienen que en las áreas de mayor abundancia los rendimientos fueron buenos y permiten pensar en una temporada mucho mejor que esos pronósticos apocalípticos.
De la prospección no solo quedaron dudas: Bosch planteó un esquema casi imposible de cumplir para la flota. El área a prospectar, subdividida en 19 subáreas no alcanzó a ser cubierta por los pocos barcos asignados a cada zona, más allá del conocimiento previo de los capitanes. La información obtenida, escasa y parcial, le asigna más incertidumbre a lo que viene.
El audio que se filtró entre armadores y circuló entre otros oficiales confirma lo que brindaron algunos resultados parciales. La inexistencia de langostino de talla comercial al oeste del paralelo 64, entre el 47S y el 45”. “Es todo chico, blando”, coinciden.
En la zona Norte, entre el 43ºS y 41ºS los ejemplares de mayor tamaño incluso se encontraron más al este, entre el 61ºW y 62ºW. “Los grandes están en esa zona pero nadie sabe cuánto son”, contó otro pescador.
Algo queda claro luego de la prospección extendida. La sobreabundancia que caracterizó a la pesquería en los últimos cinco años parece haber terminado. Las 252 mil toneladas que se declararon desembarcar el año pasado quedarán como un mojón histórico.
La pregunta que aflora en este escenario de incertidumbre es si las autoridades están preparadas para administrar en tiempos, no de escasez, pero sí de menos abundancia. Nadie es optimista.
En días de sobreabundancia Bosch y el Concejo fueron incapaces de generar un plan de manejo. O dicho de otro modo, la política pesquera fue no tener política pesquera. El cambio de reglas del año pasado fue provocado por el José Américo. Y como a Moscuzza con uno solo no le alcanza, inicio las pruebas de mar del segundo: se viene el “José Marcelo”.
Sobre todo porque, sin un manejo pesquero adecuado, no solo crece en el horizonte el riesgo de ejercer una sobrepesca del reclutamiento del langostino como ya ocurrió en el 2005/2006, años en que no se superaron las 10 mil toneladas desembarcadas, sino que puede aumentar considerablemente el by catch de merluza que pescando en zona de veda, implica pescar reproductores y juveniles.
“Para que te des una idea”, me explica uno de los hombres que más ha estudiado el comportamiento del marisco en el país. “Hasta el año pasado en el inicio de la temporada con apenas media hora de arrastre un tangonero lograba un lance de 8, 10 mil kilos que le permitían mantener la línea de producción ocupada todo el día”, revela.
En esta prospección no hubo resultados ni parecidos. Los barcos arrastraron hasta dos horas para lograr lances con un tercio de langostino de talla comercial, sostienen los que creen que la bonanza ha llegado a su fin.
La presencia de ejemplares juveniles en subáreas próximas a la costa demostraría lo que habían advertido los investigadores del INIDEP en sus dos últimas campañas: el retardo del ciclo reproductivo que se produce en aguas costeras dentro del Golfo San Jorge y el litoral de Chubut y Río Negro.
Mientras escribía estas líneas nadie de los actores vinculados a la pesquería ponía en duda que el Consejo Federal Pesquero habilitaba la temporada siguiendo el sentido común. Encender la luz verde solo donde la flota encontró ejemplares de talla comercial. El grado de concentración de ese recurso es un misterio. Con el correr de las horas se confirmó un criterio más precautorio que lo que pensaban los administrados. Un dato alentador.
Hasta cuándo alcanzará el langostino con un esfuerzo pesquero concentrado en un área acotada, cuando con pocos barcos durante la prospección los resultados no fueron extraordinarios. Es la pregunta del millón que nadie puede contestar.
En principio la naturaleza le guiñaría un ojo al recurso. Al quedar bien alejada de la costa la flota costera de Rawson asoma como la primera en quedar al margen en el nuevo escenario. Deben consumir 60 de las 72 horas que disponen para cumplir la marea, viajando hacia y desde la zona de pesca.
“Es un panorama complejo para nosotros pero manda el contexto natural y hay que respetarlo”, contó un armador costero de Rawson. Esa flota ya pescó más de 40 mil toneladas. Muchas caras largas no debería haber.
Los fresqueros de Mar del Plata en principio no se amilanan por la distancia. Operando desde Madryn o Camarones consumirán un poco menos de horas y combustible. Tendrán un día para pescar, o buscar, si se confirma la irregularidad de las concentraciones. “Vamos todos”, dijo un armador con un par de barcos en zona de largada.
La apertura de la temporada permitirá comprobar cuál de los pronósticos se confirma: si el de los entusiastas y el de los escépticos. A falta de criterios precautorios en los despachos de la Subsecretaría y el CFP, por el momento la naturaleza juega del lado del marisco y lo alivia de la máxima presión pesquera. ¿Alcanzará?