Mañana, si se confirma lo que viene anticipando Juan Manuel Bosch de manera extraoficial, el presidente Mauricio Macri visitará Mar del Plata para reunirse, en el microcine del primer piso del INIDEP, con la mesa nacional pesquera, aunque algunas cámaras empresarias ajenas a la industria local, al cierre de esta columna, todavía no habían sido formalmente invitadas y mucho menos sabían el horario.
Sorprende la decisión de elegir Mar del Plata para renovar la foto con una industria que el año pasado exportó por 2 mil millones de dólares pero de la mano de recursos que no generan trabajo en tierra como el calamar y el langostino, en un contexto de parálisis generalizada de la actividad en el principal puerto pesquero del país al punto que hasta la semana pasada algunas pescaderías del centro ni siquiera tenían merluza para vender fruto de la carencia en los muelles de descarga.
Sorprende el lugar elegido para la reunión aunque debe tener más que ver con su ubicación próxima a la Base Naval, como para que el Presidente pueda llegar y salir del INIDEP sin riesgos de corroborar el descontento popular que genera un gobierno que fracasó en su lucha contra la inflación, aumentó exponencialmente de tarifas, licuó salarios con la devaluación y acordó con el FMI, entre otras medallas.
El INIDEP es parte principal del problema que afecta a la industria. “Nos preocupa la falta de investigación”, señala Sebastian Agliano, gerente de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera, que seguramente pondrá la realidad del instituto sobre la mesa presidencial.
Su director nacional, Otto Wöhler, ha sabido camuflarse dentro del cambio (?) y perdura en el cargo desde la anterior gestión, aunque los resultados siguen siendo pobrísimos en la evaluación de los recursos. Pero sabemos la temperatura del mar en junio…
Otto, como Merlini, es amigo del silencio. Nunca reveló el monto del presupuesto destinado para reparar los barcos ni el plan de obras a los que se sometió a la flota de buques de investigación. “Y no es por problemas de los barcos porque hace dos años atrás entraron a dique y deberían estar en buenas condiciones», aclaró Agliano en declaraciones al portal 0223.
Los tres buques del instituto acumulan óxido en el muelle mientras la flota pesca casi a ciegas. Se descontinuaron las campañas de calamar, langostino y merluza en tanto desde que llego el “Angelescu” ha participado en operativos de búsqueda de barcos hundidos casi tanto como de recursos pesqueros.
“Es muy importante que los argentinos nos demos cuenta que podemos agregar valor a lo que hacemos y generar empleos de calidad”, afirmó Mauricio Macri el 12 de agosto del 2016, cuando visitó una fábrica de kiwi en Sierra de los Padres. Desde ese anuncio a la fecha, la industria pesquera ha expulsado a más de 400 trabajadores a la calle y somete al resto a sobrevivir con un garantizado que representa menos de la mitad de lo que una familia necesitó para no ser pobre el mes pasado. Y a miles de informales y precarizados a esperar la convocatoria por radio con mucho menos que eso.
El nuevo plan de ordenamiento del langostino que le abrió la puerta al permiso ilegal del “José Américo” es toda una oportunidad perdida para lograr el objetivo presidencial. El objetivo de reducir el langostino en bloque sobre el total exportado es tan pobre como la gestión de Otto en el INIDEP.
La Resolución 7/18 del CFP establece un cronograma anual de reducción del porcentaje que representa la cola en bloque de las exportaciones hasta alcanzar el objetivo que ese producto no supere el 20% de la captura total de buques fresqueros. Aunque todo puede prorrogarse y termine en una nebulosa como la obligación de reprocesar en tierra el 10% de las capturas de calamar.
El problema es que las leyes económicas no funcionan con prohibiciones de este tipo. Lo más lógico hubiese sido que se implemente una política de incentivos que premie a la elaboración y el empleo de mano de obra nacional, esa de la que hablaba Macri hace dos años, y menos en el extranjero como ocurre ahora.
El reintegro que recibe el langostino pelado y desvenado en envases de menos de 2 kilos es 1,75%, exactamente idéntico al que recibe la cola en bloque en envases de hasta 6 kilos que se exporta para ser reprocesada en el extranjero.
En un contexto de ajuste generalizado que aplica la administración macrista, resulta difícil ser optimistas y pensar que el gobierno aplicará una mejora en los reintegros sobre el langostino reprocesado en tierra que no solo aumenta las divisas exportables sino cumple con el propósito presidencial: «sumar valor a lo que hacemos generar empleos de calidad».
Ese que brilla por su ausencia en la Mar del Plata que visitará Macri para sacarse otra foto, la cuarta con la mesa pesquera, pero para que nada cambie y la industria siga latiendo lejos de este puerto.