En los primeros 50 días del año la cadena productiva vinculada al procesamiento de pescado fresco en Mar del Plata perdió 11 eslabones que generaban trabajo para más de 500 personas. Ninguno gozó del beneficio de la doble indemnización por despido. La mayoría llegó a un acuerdo contra su voluntad, se adhirió a un retiro forzoso y los menos, todavía se resisten al arreglo con la esperanza de torcer una muerte anunciada.
Arte Pesca y la cooperativa Fenix III bajaron la persiana los primeros días del 2020 y Diego Cogliandro y la Nena Comisso, sus abogados, apuraron un arreglo masivo. Marcela Caputo, la heredera de Luis, se cansó de remar contra la corriente y hermanos con otras prioridades, y les avisó a sus casi 300 trabajadores que si no se adherían al retiro tenían que hacer cola en la quiebra.
Caputo tiene empleados de todos los colores. Ostramar, Taturiello y Fleshmar agrupa a 122 obreros bajo el convenio colectivo 161/75. Los de McChili son 40 y estaban bajo el Anexo PyME. Los fileteros estaban agrupados en 3 cooperativas. En Cootrafil eran 35 y todos ya fueron desvinculados. En DAS y Owencoop suman otros 50 más.
Algunos peones y envasadoras todavía cumplen las 8 horas de trabajo sin más que trapear el piso o acomodar algunas cunitas de plástico que hace mucho no reciben filet de merluza. Caputo ya les dijo que si no es en marzo será en abril o a más tardar en junio pero la decisión ya esta tomada. Y actúa en consecuencia: no manda pescado fresco a nadie. La captura del Cabo Tres Puntas lo vende entero en muelle.
La suerte de los obreros de Chuli Gomez estaba sellada desde el momento en que pidieron la registración. En la pantalla de la cooperativa “La Milagrosa”, en San Salvador 3315 eran 45 trabajadores que desde el martes 11 de febrero dejaron de procesar el pescado que mandaba Pedro Baldino y sus sobrinos. Entre otros armadores.
No es la única planta que alimenta Chuli. Según reconocen obreros de La Milagrosa, tiene dos fasoneras más donde trabajan otros 90 obreros con el mismo modelo de producción. “Rosamar” esta ubicada en Guanahani y José Martí. La otra en Av. 39 y Diagonal Gascón
En estos días en que esta guarecido en Rumencó, Chuli también dejó de mandar pescado a esas dos fasoneras. Incluyó a Rosamar en el retiro forzoso y nada se sabe de la otra. La historia de Gómez es parecida a la de Roberto Funes, quien desapareció del puerto en marzo del 2016. Como él, Funes también recibía pescado de Baldino, y alimentaba 3 fasoneras: El Pehuen, Oceanic y Juan Fish. En las 3 trabajaban 150 personas. Nadie fue indemnizada con el cierre. Veremos qué paga Chuli.
A diferencia de Arte Pesc y Caputo, en este caso no fue una decisión de Chuli sino que los obreros tuvieron la osadía de reclamar la registración laboral después de más de 20 años de funcionar en negro, se ser precarizados sin obra social, cobertura previsional, vacaciones, aguinaldo, nada. No fue el mejor momento, claro, con la cadena del fresco tecleando cuesta abajo.
Durante más de dos décadas Chuli se ahorró cargas sociales y previsionales, sin multas ni sanciones graves, compitiendo de manera desleal con quienes mandan pescado al mercado interno pagando salarios en blanco.
Ahora mandó a sus abogados a la audiencia en el Ministerio de Trabajo a decirle a los trabajadores que no puede registrarlos porque sale del mercado, no puede competir. La explotación laboral rinde millones y si el trabajo registrado quita competitividad, que queda para las empresas que emplean a 2 mil obreros bajo relación de dependencia. La suerte de muchos de ellos se juega por estas horas.
Arte Pesca cerró con obreros precarizados. Caputo bajará la persiana con un modelo mixto. Gómez desaparece ante el pedido de registración. La industria atada al pescado fresco es un dominó cuyas fichas se desmoronan y en la caída dejan un tendal de trabajadores en la calle y sin chances siquiera de insertarse en otras mesas de corte porque todas atraviesan el mismo problema. Aguantarán los de mayor espalda, los de siempre, que esperan por los caídos para acrecentar sus activos a precio de remate; solo si tienen permisos de pesca. Nadie quiere frigoríficos ni sumar trabajadores.
La posibilidad que el gobierno reduzca del 9% al 5% las retenciones a las exportaciones de productos pesqueros es solo eso, una posibilidad a la que nadie le pone fecha de rúbrica. Mientras tanto comenzaron las charlas informales para la actualización paritaria y habrá que ver cuántos arreglan sumas fijas por tramos cortos como pide el Ministro de Trabajo.
Mientras la pesca se desangra de trabajadores, en el Concejo Deliberante parecen habitar otra ciudad. El bloque de Acción Marplatense pidió que haya estaciones solares en las plazas para calentar el agua del termo para el mate y cargar celulares. Sol de la Torre, del Frente de Todos, pidió que no se tengan en cuenta condiciones físicas al momento de evaluar el ingreso a la Guardia Nacioanal del Mar. En tu cara Springfield.
Lo único que cambia con el correr de los días es el número de trabajadores afectados. Hoy son casi 500 y el mes que viene pueden ser más si tira la toalla Sur Trade o el juez que entiende en el concurso de quiebra, le baja el martillo a Frigorífico Del Sud Este.
El temor a que no haya una acción concreta que frene este fenómeno es que puede seguir creciendo sin que nadie pague ningún costo político. Queda demostrado que los obreros del pescado son de otra categoría, no de primera.
Esa es el volcán que parece a punto de entrar en ebullición en la pesca marplatense y nadie parece preocupado con los primeros temblores que llegaron con el verano 2020 y ya dejaron 500 víctimas sin un salario mínimo.