Mientras algunos se van y otros se quedan, las demandas laborales regresan al paisaje urbano portuario en Ayolas al 3000, sede del frigorífico Giorno, donde la tensión social crece y aumenta de temperatura mientras el frigorífico no tiene capacidad de frio para congelar langostino ni calmar la bronca. Paradojas de carnaval
El que se fue del puerto es el “Friosur VIII”; el barco que Pedro Baldino importó a fines del 2019 desde Chile con intenciones de reemplazar al Sirius. Puso proa hacia Montevideo como escala intermedia hacia un destino final que podría seguir la ruta del Harengus.
Es saludable que un estado que flaquea en varios aspectos haya mostrado una conducta uniforme en la decisión de impedir que el buque ingrese a la marina mercante nacional. Por momentos esa decisión parecía romperte, sobre todo antes de la salida de Matías Kulfas.
Tan convencido estaba Pedro de torcer la voluntad en la Secretaría de Industria que le vendió el buque a Leandro Cicollela. Ante el fracaso del último intento dicen que le devolvió la mitad de lo que puso el presidente de la Cámara de Armadores. La otra parte quizás se la pague en pescado.
Antes de irse debió saldar algunos millones de deuda en Aduana y el Consorcio Portuario por el uso del muelle 7. Al menos la administración portuaria compensa lo que dejó de aportar el portacontenedor al no entrar a Mar del Plata: 1470 dólares por día.
El que se queda atornillado en su nueva silla es Ariel Barciela. Anticipó que si no lo nombraban se iba como su amigo Marina y en Pesca le cumplieron el capricho. Ahora se abre un nuevo capítulo en la caja de la abundancia.
Afloró un herido en la historia: Leo Butacio, también amigo del flamante hombre de la Aduana, y con casi los mismos años caminando el muelle, que se ilusionaba con el cargo. Marina y Butacio manejaban ciertas descargas fuera de la órbita de Barciela.
Qué hará el nuevo Jefe ante ese nuevo mundo de sensaciones que se asoman en su horizonte. Reclamará por el pasado esquivo o disfrutará de la bonanza repentina. Al menos en Pesca comprobaron aliviados que la anarquía con algunos barcos fresqueros excluye el by catch de langostino.
Mejor volvamos al paisaje humeante y cargado de indignación que regala la calle Ayolas. El conflicto laboral vuelve a sobrevolar el frigorífico Giorno y parece que durará al menos hasta después del feriado largo de carnaval. En Iberconsa ayer miércoles no convocaron a los trabajadores y es posible que no lo hagan tampoco hasta miércoles o jueves de la semana que viene.
La decisión se rige por el temor a que vuelvan a repetir la toma del frigorífico como en julio del año pasado. Con el feriado extra largo en el medio que entorpecería cualquier diálogo más o menos fluído, y la bronca de los obreros en aumento, nada bueno podía generar la tensa espera.
Sobre todo porque el reclamo es justo. No es responsabilidad de los trabajadores que Iberconsa no haya encontrado otro lugar donde congelar las colas de langostino peladas y desvenadas que reprocesaban en el frigorífico y mandaba a Pampa Fish.
Su rol en la planta es pelar y desvenar langostino, no calibrar, envasar o cumplir tareas de peones. No es un trabajo multiespecífico donde una semana son una cosa y la otra semana son otra, con distinto salario.
El acuerdo de Iberconsa con sus trabajadores para transformar Giorno en un frigorífico merluza dependiente en un polo de agregado de valor de langostino, en su momento no fue avalado por el SOIP, donde entendían que los valores acordados eran bajos y por eso prefirieron no generalizarlo para el resto de la industria.
A diferencia del año pasado cuando desde la empresa exigieron un cambio en la modalidad de trabajo, una búsqueda hacia la eficiencia que le permitiera sostener el esquema del negocio montado en Mar del Plata, y el foco estaba puesto en la respuesta indispensable de sus obreros, esta vez los excede.
Y ya los perjudicaron cuando les decretaron las vacaciones urgentes cuando en diciembre se marchitaron las chances de continuar congelando en Pampa Fish. El mes pasado con el cuello de botella en su túnel de congelado, comenzó el intercambio de roles, de peladores a peones, y el consiguiente impacto en el bolsillo. De 120 mil pesos por quincena, a 70 mil. Insostenible.
En Iberconsa aseguran que las cosas no son tan lineales. Que los problemas que derivaron en la toma del año pasado, generaron una falta de estímulos para realizar las inversiones necesarias y mejorar las condiciones de frío. Que sigue habiendo un alto nivel de ausentismo y un grupo de 8/9 trabajadores que no van al mismo ritmo del resto. “Hacemos asistencialismo”, resumieron.
Cuesta creer que una empresa controlada por un fondo de inversión del tamaño de Platinium Equity no pueda disponer de fondos para comprar los giro freezer necesarios para romper la dependencia de la tercerización del servicio de congelado. Y que no tenga los fondos para pagar las indemnizaciones si pretende la uniformidad en los índices de productividad.
Tal vez la protesta oficie de llamado de atención para que ajusten el valor horario del tiempo que no pelan langostino. Porque la actual coyuntura se mantendrá un tiempo más ya que Iberconsa no sumará giro freezer sino que mejorará la potencia de los compresores de los túneles.
El tiempo que sea que dure el plan de crisis, de ambas parte deberán hacer un esfuerzo para seguir con el proyecto adelante. Sobre todo de la empresa, que es la encargada de proveer materia prima y garantizar el completo proceso productivo.
Langostino que parece sobrar en Rawson en esta temporada super abundante y que llega a Mar del Plata, entero, para generar empleo en estas tierras y poner casi en ridículo las amenazas formuladas por Adrián Awstin tras la Resolución 7/2022 y el riesgo que implicaba para las fuentes laborales de Chubut el langostino que se pescaba en aguas nacionales.
Hoy llega a Mar del Plata langostino entero de aguas provinciales y “Chuchi” ya no se queja ni crispa de tensión el humor de referentes sindicales, siempre dispuestos a poner palos en la rueda y gomas en la ruta. Tampoco ha dicho nada de la defensa de la soberanía tras la apertura anticipada de la zafra de calamar. Dos barcos son dos barcos. Banquemos la epopeya
En la CAFACH por lo pronto, ya avisaron que en una futura e hipotética cuotificación, no están dispuestos a resignar ningún kilo de langostino. Arrancamos bien…. Por estas playas las palabras de Gustavo González hicieron acordar lo dicho por Solimeno, eso de que la última merluza la quería pescar él.
Pasaron 20 años de aquella frase y lejos de la situación de colapso con la que se codeó la Hubbs en aquel tiempoi, el marisco luce una condición biológica diferente. Lo que no cambia es la mirada egoísta de algunos actores.
Foto: @Facu_trovato